Así murió en Florida el detenido en dictadura Pino Garín



Parte del documento de la Comisión especial de la Ley 18.596.

Fallecimiento

Fecha de muerte: 16.06.1982.

Lugar: Batallón de Ingenieros de Combate Nº 2 en Florida.

Circunstancia: Juan Alfredo Pino Garín había cumplido la totalidad de su condena, dos meses antes de su fallecimiento, el 23 de abril de 1982. Sin embargo y aunque tenía la Libertad Definitiva firmada es conducido bajo Medidas Prontas de Seguridad al Batallón de Ingenieros de Combate N° 2 en Florida. La familia, paralelamente, había gestionado su asilo en Suecia donde lo recibían como refugiado.

A pesar del contexto favorable, su reclusión en el Batallón se prolonga, falleciendo según el Gobierno por: “Autoeliminación por ahorcamiento”.

Certificado de defunción: Firmado por el Dr. Jaime Peña, N° 040058.

Autopsia:

Testigos:

Testimonios: Entrevista a Jorge Selves Lawlor realizada en el campamento de Refugiados de Moheda (Suecia) por la redacción del Semanario “Causa del Pueblo”

(19.09.1983, p. 9): “(…) Soy un detenido bajo el régimen de Medidas, por lo tanto no puedo estar en el Penal, con otros presos. Me llevan a la barraca del Penal. Luego, me sacan definitivamente del Penal y me llevan al Batallón de Ingenieros de Combate Nº 2 de Florida. Me encierran en un sótano, totalmente aislado, desnudo, mojado
constantemente. Este “tratamiento” se extiende durante seis meses. (…). Al tiempo, llevaron al sótano a Juan Pino Garín y fui testigo de su muerte. (…).

Fui testigo de cómo sucedió. Fue en el Batallón de Ingenieros de Combate Nº 2 en Florida. Él llegó el 9 de junio de 1982. Había cumplido 10 años de reclusión en el piso 2 sector B, y lo traen al cuartel a cumplir Medidas Prontas. El compañero estaba bajo medicación desde 1977; la dosis de sicofármacos que recibía era muy alta.

Apenas llega al cuartel, pide por un enfermero o médico, que no vienen, y plantea claramente a la guardia que necesita la medicación, a más tardar, para la noche. No le hacen caso. Yo veo, y siento que el compañero empeora hora a hora, día a día, a medida que la medicación no llegaba. Entre el cuarto y quinto día comienza a sufrir alucinaciones, cada vez su situación era peor. Pero yo no llegó a ver la posibilidad de autoeliminación entre otras cosas, porque estábamos con la ropa puesta y no había elementos materiales para autoeliminarse.

En la madrugada del 16 de junio, exactamente a las 5.30, entra el guardia a retirarnos el colchón. Esa noche, Juan había pasado muy mal, pasó pidiendo a la guardia, totalmente descontrolado. Yo no pude dormir, intentaba hablarle, calmarlo, pero ya no me escuchaba. Al entrar el cabo de guardia y al pasar frente al calabozo de Juan, se paró, abrió los brazos y quedó paralizado con una cara de terror indescriptible. Sólo atinaba a mirarme a mí y a mirar hacia arriba de la celda de Juan.

Ahí me doy cuenta de qué sucede, y le empiezo a gritar, para que me abra la reja, le grito que me deje salir, que voy a intentar hacerle respiración artificial. El guardia no contestaba, seguía sin reaccionar. Continúo inmóvil, durante cinco minutos, y luego, poco a poco, retrocedió y fue hasta la puerta del sótano y comenzó a llamar a la guardia externa. Recién a la hora lo bajaron.

El médico, que hasta entonces nunca había venido, diagnosticó muerte por desnucamiento. Juan usaba una faja vasca, y con ella se autoeliminó. Yo hice un acta sobre estos hechos y la ratifique ante el juez militar, al cual me llevaron a declarar.

Dije más detalladamente lo que les cuento ahora, y señalé quiénes eran los responsables directos de este crimen.”

FUENTES DE FLORIDADIARIO

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